……Y por tanto la época más bonita del año pues la familia se reune en estos días de fiesta y también de descanso para muchos.
Otros tendrán los días clave, o sea nochebuena y navidad;
fin de año y reyes. En cualquier caso son días de alegría de recogimiento
porque conmemoramos, en todos los países de la Iglesia de Jesús, el
nacimiento del niño de Dios.
Nace en belén en un pesebre, no en un portal, como la
grandísima mayoría de la comunidad cree, con figuras, que dicho sea de paso para
nada sirven.
Pero vamos a lo nuestro nace en una cuadra o establo junto a
animales como bueyes y vacas quizás algún otro animal. Nace en extrema pobreza
para que sea de cumplimiento a las escrituras.
Lo positivo de todo esto es que familiares y amigos se
juntan y celebran tan bello acontecimiento con comidas y fiestas y todo es
alegría.
Eso en nuestra sociedad, que a pesar de estar en una
profunda crisis, con muchísimas personas paradas y sin tener apenas comida para
llevarse a la boca, siempre habrá un familiar o amigo, una mano caritativa para
que estas personas tengan algo que llevarse a la boca y algún mantecado, rosco
y turroncillo que hagan la celebración perfecta.
La parte negativa es que no nos acordamos de aquellos otros
hijitos de Dios que viven en otros países y que pasaran estos días como otros
cualquiera, pasando (valga la redundancia) hambre, enfermedades y miserias.
Y decimos nosotros ¿cómo podemos ayudar a esas personas, que
tan lejos están y que nosotros no podemos alargar la mano y darle un poco de
nuestro pan?
Pues muy sencillo: dando ese poquito de pan a los que
tenemos cerca, aquellos parados que apenas tienen para comer.
Si tenemos un poco más, haciendo un donativo a alguna
asociación benéfica, religiosa o no.
Dando un poco de lo que nos sobra: un cigarrillo, un rosco
de vino, un mantecado, un poquito de turrón…… etc… a esos otros pobres que
conviven con nosotros y que muchas veces los negamos, eso que no es
imprescindible para ellos pero que si les puede hacer felices. Transmitiendo
alegría a todo el que se cruce en nuestro camino.
Dando algo que todos tenemos, cosas inmateriales, a ricos y
pobres (que están todos los días con nosotros) que son AMOR, CARIÑO,
COMPRENSIÓN, TERNURA Y ATENCIÓN.
Algo más que oír escuchad a ricos y pobres y ayudarles, en
la medida que nos sea posible, entregándoles algo que todos tenemos, CORAZÓN
que muchas veces se endurece por los problemas personales de cada uno y que,
sin duda se puede ablandar pensando en que Jesús lo dio todo por nosotros,
explicándonos las escrituras, con su nuevo mandamiento:
“Amaos los unos a los otros como yo os he amado” Reduciendo
aquellos 10 deseos de su Padre a 2.
A saber:
1º Amar a Dios sobre todas las cosas y
2 º Amar al prójimo como a ti mismo.
En definitiva, no es tiempo de ponernos melancólicos,
tristes, sino de ser realistas y vivir con alegría este NACIMIENTO que cada año
revivimos y ser felices pensando que el cielo nos espera con impaciencia.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA
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