FUENTES DE SABIDURÍA
08-05-2016
Son todos los ancianos, que a pesar de que están en el fin de
sus días, tienen mucho que enseñarnos a los más jóvenes, que nos creemos amos
del mundo y amos de la tierra y no sabemos hacer lo o con un canuto, como decía
mi abuela. Qué razón tenía. Los jóvenes vamos a lo nuestro, sin importarnos ni
un pimiento, lo que pase en el mundo.
Esa voz apagadilla, de tu padre o de tu abuela, te dará
pingües consejos, que si los llevas a cabo, serás un hombre o una mujer de
provecho, inteligente, casi sabio, capaz
de guiar a tus hijos hacia un mundo mejor. No desprecies a esos personajillos,
que son nuestros mayores, que ellos nos dan tres vueltas, en cuestión de cosas
de la vida.
Mi abuela murió ciega y en esta situación, me dijo:”para
cuando tu vengas a verme otra vez, yo ya
habré muerto”. Y así fue, pero le tengo un gran respeto y afecto, aunque sea
difunta, está en mi mente, como cuando estaba aquí.
Era bajita y creyente en Dios, al que oraba con frecuencia y
tengo seguro que sus oraciones, han hacho meya, en el seno de su Dios y a favor
mío, que sigo sus pasos.
Solo ansiaba compañía de sus hijos y nietos, a los que les
decía que fuesen a verla. No veía, pero su corazón traspasaba, las mentes de
quienes, con engaño, le decían que pronto irían a verla. Daba todo lo que tenía
y no tenía ni un pelo de tonta ni de loca. Solo quería estar acompañada y que
le hiciésemos caso.
Como ella, todos los ancianos, son merecedores de nuestro
cariño y respeto, por todo lo vivido y porque quieren incurcarnos el bien, a
nosotros, que vamos a lo loco por la vida y no respetamos nada, ni la luz de
nuestros mayores, si quiera, que velan por nuestro bien, allí donde nos
encontremos. La experiencia de los mayores, es la sabiduría de los jóvenes.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA
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