LAS PUERTAS DE MI CASA
29-01-2017
Están siempre abiertas para quién nos quiera visitar.
Desgraciadamente, no tenemos mucho que ofrecerles, pero siempre hay un poco de
comida, para aquel que lo pudiera necesitar. Mi madre y mi padre son muy
acogedores, para todo aquel que nos visita.
Mi gusto sería ofrecer buenas viandas, a quien pasa por aquí,
pero no tenemos suficiente dinero para ello. Sin embargo puedes venir cuando
quieras a visitarnos. Serás bien recibido, por todos los miembros de esta
familia, que somos mis padres y yo.
A pesar de todo no son muchos los que se prodigan en venir a
vernos. Les parecerá que nos los vamos a comer.
Vivimos en un barrio de pobres, en las afueras de la ciudad,
pero nuestra casa es acogedora y tenemos lo suficiente para vivir dignamente.
Yo no tengo muchos amigos, pero, eso sí, buenos. Hoy voy a ir
a comer churros con mi amigo Pepe. Seguro que me invitará.
Yo no quiero, porque él está también achuchadillo de dinero.
Él ahora ha intentado dejar de fumar, pero no lo ha conseguido. Eso sí, fuma
mucho menos, lo que es bueno para el bolsillo y sobre todo para la salud
Yo lo he invitado, varias veces, a que venga a mi casa, pero
no ha querido. Comeríamos juntos y nos fumaríamos unos cigarritos, pero él no
quiere molestar. Yo le digo que no lo hace, que mis padres lo reciben con
alegría y le ofrecen lo mejor que hay en la casa.
Mis hermanos si vienen, algunas veces, a comer y son muy bien
recibidos. Nos hacen compañía y eso es de agradecer.
Si algún día no tienes donde ir. Ven a casa. Aquí comerás y
beberás y pasaremos un rato agradable. Jugaremos al dominó con mi padre que,
sin lugar a dudas, nos ganará, pues a sus 84 años, está hecho un monstruo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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