martes, 7 de febrero de 2017

NO Y SI
30-01-2017
No a los malos modos, las malas palabras, los malos hechos, las maledicencias, al pecado, a los malos tratos, a abusar de los demás, a reírse de la gente, a las malas bromas, a los malos dichos, a tratar mal a la gente, a despreciar al prójimo, a engañar impunemente, a no tener vergüenza, a no querer a los demás porque “son menos que nosotros”, a las habladurías, a hablar mal de la gente (detrás de ella), a ser maleducados, a no ser solidarios, a no dar limosna, a despreciar a quien no se conoce (especialmente a las cosas divinas), a ser impacientes, a ser mentirosos,  a ser ruines, a ser maledicentes, a despreciar a la mujer, a no querer a los hijos, a no visitar a los enfermos, a poner buena cara delante y detrás poner a quien sea, como un trapo viejo, a vivir la vida a lo grande, sin importarnos los demás, etc. etc.
Si a todo lo contrario a lo que he dicho hasta ahora y además, amar a los hermanos, que son todos, buscar el bien de los demás, igual que el nuestro propio, a ser dadivosos, a no creernos que somos los mejores y que los demás no importan. La vida es como un edificio, si le quitan el pilar principal, se derrumba entero. Cada uno de nosotros somos ese pilar principal y somos tan importantes, ricos y pobres, para que la vida siga adelante.
Quien quiera ser mayor de nosotros, sea servidor de todos los demás. Que nadie quede atrás, que la vida continúe en concordancia con una serie de principios que están dentro de cada persona, pero que no los hacemos ver ni a patadas.
Cada cual, tómese la vida a su manera, pero de forma tal, que no moleste a los demás. Viva la buena gente, las buenas personas, que están por el mundo entero y que vivan su vida en la tierra, junto a todos los demás.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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