martes, 18 de octubre de 2016

COMO UNA CAJA DE ZAPATOS
04-10-2016
Así de grande es el Cielo. Puede parecer una tontería, pero es verdad. Yo tuve la oportunidad de verlo, por fuera, estando yo ingresado en el psiquiátrico. Se me apareció Dios a visitarme y al ver que yo estaba en pecado, se volvió, en forma de luz, hacia donde había salido, una caja del tamaño de una caja de zapatos.
Puede parecer irreal, ya que el mundo es tan grande que no tiene fin. Pues Dios si tiene   fin , y no es tan inmenso como puede imaginarse. Dios es pequeñito, y todas las almas suyas, o sea nosotros y los ángeles cabemos en esa caja, y alí estaremos, despues de esta vida los que consigamos vencer el reto del pecado.
No es fácil de creer, pero quien te lo dice es veraz, como la vida misma. Cualquiera puede pensar que la grandiosidad de Dios, no va a caber en un sitio tan pequeño. Pues si, cabe Él y todos nosotros, allí juntitos, sin pasar ni frío ni calor, donde no hay noche ni día, ni hambre ni sed, donde no hay dolor ni llanto, todo es alegría, porque allí no hay pecado ni rencores, sino que todo lo ilumina Dios.
Los que han muerto ya están en un lugar apartado, cubiertos por un manto marrón, esperando a que se salve hasta la última alma que es de Dios, y piden incesantemente al Señor, que les lleve junto a Él, mientras este les tranquiliza, diciéndoles que tengan un poco de paciencia, hasta que se salva hasta el último grano de trigo sano, que hay en la Tierra.
Todo esto es muy difícil de creer, pero no lo eches en saco roto. Guárdalo en tu alma, como un tesoro y veras que algún día se convierte en realidad. ¿Cuándo? Eso solo lo sabe el Señor, pero los que estamos aquí en la Tierra, lo veremos cuando sobrevenga Jesús en el Cielo, con grandeza, llamándonos para irnos con Él.
                                                                                                             JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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