jueves, 6 de octubre de 2016

EL HOMBRE SABIO
25-09-2016
El hombre sabio no es ese tan hablador, que parece saberlo todo, que vocifera en las reuniones, que tiene muchos amigos, que sabe de todo y, en realidad no es más que un pobre diablo, que se contenta con la aprobación de la gente, de las teorías que él mismo no se cree.
 El hombre sabio es ese hombrecillo (de cierta edad), que no presume de nada, que no es creido, que analiza las situaciones con pulso firme, sin dudar, sin ensalzarse, que no juzga a los demás, que no idolatra a seres paganos, que no es hablador, sino que analiza las palabras y aconseja al contrario, pero no impone sus ideas.
Los sabios casi siempre vienen de la religión, pero no tiene porque ser así. Sabio puede ser un político, un hombre que ha estudiado o leído mucho,un anciano que tiene muchas vivencias, un hombre de mundo o sencillamente un mendigo.
Sabio es el que observa las cosas con detenimiento, sin jactarse ni vanagloriarse, de si mismo, sino aplicando la lógica, la sabiduría y el buen hacer del hombre, que en realidad lo es.
No presume de nada, aunque tenga muchas cosas, materiales y morales, no es orgulloso, pero tampoco se deja avasallar.
No es un gran pensador, que de todo cree saber, sino que sabe de todo y no presume de ello, sino que lo utiliza para hacer el bien a los demás.
No se alegra de la desdicha de la gente, al contrario, se vuelca a favor de ella y trata de ayudarla, sin molestarla y sin tratar de inculcar sus ideas en la mente de los demás.
Se alegra del bien de la gente y no es envidioso. Se conforma con poco y no es adicto al dinero.
En definitiva, sabio puedes ser tú.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA. 

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