VIAJAR
18-01-2017
Es lo más agradable, para muchas personas, que nos puede
suceder. En coche, en tren, en barco o en avión, ir a visitar otras ciudades
del mundo, con sus monumentos, calles y palacios. Ver gente de otras culturas, con costumbres distintas a
las nuestras y de otras razas. Conocer el mundo, que es inmenso y deleitarnos
con su forma de ser, de vivir, de comer y de divertirse, es un gozo para el
cuerpo y para el alma.
Yo he viajado mucho, durante el servicio militar y he
conocido buena parte de España y algunas ciudades de Francia, Italia, Portugal
y Marruecos. Sus habitantes nos recibían con gracia y nosotros nos lo pasábamos
pipa deleitándonos con su manera de ser y sus costumbres.
Hay mucha gente que desearía correr mundo y no puede hacerlo
por motivos económicos. Cuando se ha viajado mucho ese ansia desaparece, porque
ya nos hemos dado el gustazo de conocer otras ciudades, otras gentes y otra
forma de vivir y de pensar.
Lo más agradable es ver a gentes distintas a nosotros y
compartir nuestra vida con ellos.
El buen comer es una de las cosas que más nos gusta al
viajar. Conocer recetas distintas a las nuestras y deleitarnos con su cocina,
que es distinta, según al sitio que viajemos.
Si lo hacemos a países exóticos, nos podemos encontrar con
gentes cuya piel es de otro color y que se toman la vida de otra manera a
nosotros.
Si el bolsillo te lo permite, te aconsejo que hagas un
viajecito, una vez, al menos, en la vida, al sitio que más te apetezca, con la
familia. Lo pasarás bien.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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